jueves, 5 de mayo de 2011

Los animales no razonan.


Y de nuevo me paso las horas muertas pensando que escribir.

Pero hoy voy a saltarme un poco los temas de siempre y voy hablar de ese sentimiento más doloroso, ese que causa rabia, y que nos convierte en personas peores.

Todos nos hemos sentido mal en algún momento determinado. Pero no solo por algo que indirectamente hayamos hecho nosotros mismos, sino por que directamente lo han hecho otros. Y no me refiero a simples críticas, que de una manera u otra se sobrellevan, y que no se les da importancia, sino a otros momentos en los que parece que el respeto ha dejado de existir.

Si, ese momento en el que se pierden todos esos valores mínimos que tenemos todas las personas por naturaleza o que se pierden esos valores intermedios que nuestros padres nos han intentado enseñar a lo largo de la vida. Pero me dejo atrás lo más importante, y creo que son los culpables de estas situaciones. Los "mayores" valores, esos que cada uno se impone a si mismo, sin mirar a los demás, sin mirar a su alrededor, sin dejarse llevar por nadie y sólo por esa persona que llevas dentro, por eso que tú piensas. Qué deberíamos de tener fijos siempre.

Por eso, lo importante y lo que falla en la mayoría de los casos, es que nos dejamos influenciar. Somos dominados por ese alrededor que no nos conviene nada, pero que nosotros vemos perfecto. Nos dejamos llevar por eso que a veces pensamos que nunca seríamos y nos convertimos en otra persona muy lejana a la que de verdad nos pertenece. Esa persona que dudo sea la que queremos ser.

Por eso, estas situaciones me hacen dudar sinceramente de que el ser humano sea un animal de conducta razonable.

Cris.


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