domingo, 20 de noviembre de 2011

Ácida.

Puedo escuchar como las gotas de agua golpean la ventana de mi habitación. Quizá sea el mismo efecto que deja la lluvia ácida cuando cae a la tierra. Cuando choca contra ella como si quisiera traspasarla.
Creo que a veces me contamino a mi misma y a veces me dejo contaminar con estúpidas situaciones que me hacen pensar.
Ya dije que pensar destruye. Igual que las precipitaciones cuando se transforman en ácido sulfúrico y ácido nítrico. Cuando el poder corrosivo se multiplica tantas veces que es prácticamente imposible de controlar. La infraestructura se desvanece, y los efectos son de color oscuro intenso. Incluso más oscuro que un domingo. Los domingos son aburridos. Y la mayoría son absurdos. Por lo menos para mí. A veces son largos. Como las grandes distancias que recorre la lluvia ácida hasta precipitar. Sería egoísta culpabilizar a la naturaleza de las consecuencias que arrastra esta situación.


El caudal es denso, y yo voy a tener que dejar de beber agua por un tiempo.

c.gonzález

5 comentarios:

Sentir, pensar y escribir. Adelante :)

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